El
lunes 24 de marzo los alumnos de 1º ESO dedicaron el día a realizar una sesión
del Proyecto HARA. Este Proyecto es el plan de La Salle para fomentar
el valor de la interioridad entre los alumnos. Se busca mejorar el conocimiento
de uno mismo, su interioridad, y relajación.
En este
caso, la actividad tenía como objetivo descubrir que la vida es un regalo lleno
de posibilidad: capacidades que tenemos y que debemos desarrollar. La vida hay
que celebrarla.
Le
dedicamos toda la jornada (8:30-14:30) a desarrollar la actividad, aislados del
resto de alumnos del centro (incluso el recreo se hace a una hora distinta),
para forzar que la clase ese día trabaje en equipo.
La conclusión
que saqué de la experiencia fue buena. Los alumnos los pasaron muy bien y
reflexionaron sobre las cosas importantes en la vida. Siempre hay un motivo por
el cual ser feliz, que la vida es para celebrarla y que eso es lo primero y
principal que queremos hacer. La convivencia aporta mucho al tutor/profesor,
conoces más al alumno ya que vives situaciones en las que los alumnos están relajados
y se comporta como realmente son. Esto te sirve para saber trabajar mejor con
ellos en clase, mejorar los grupos de
trabajo y así poder adaptar mejor las metodologías de aprendizaje.
Os he
puesto las conclusiones que he sacado de la actividad al principio por que la
entrada al blog me ha salido un poco larga. A continuación os pongo las
actividades que hice con mi tutora y las impresiones que fui sacando por si os
interesa leerlo.
Inicialmente
les pedimos que cogieran cada uno una esterilla y un cojín y que se tumben
donde quieran. Luego les damos un pequeño sobre con su nombre que no pueden
abrir hasta el final de la convivencia, les aclaramos que es un regalo personal
e intransferible.
Comenzamos
la primera actividad que son dos juegos de confianza:
-
Juego de las cuatro esquinas: Hacemos grupos de de 4-5
personas (han de estar equilibrados chicos/as). Cada grupo se situará en una
esquina y el ejercicio consistirá en moverse al ritmo de la música que se
ponga. Si se da 1 palmada, cada grupo sale de su esquina haciendo un tren. 2
palmadas, el grupo se muevo formando un corro. 3 palmadas, se mezclan todos los
grupos y bailamos libremente. 4 palmadas, cada grupo regresa a su esquina. Si
escuchan “pase misí”, nos juntamos todos en el centro y creamos un puente con
las manos para ir pasando por debajo al ritmo de la música.
Una vez que han cogido confianza y se han
divertido juntos empezamos el segundo juego.
-
Baile de cojines: En este caso tienen que hacer
parejas mixtas. Inicialmente se monta un gran revuelo, pero le dijimos que si
no se organizaban ellos en 2 minutos volveríamos al aula y seguiríamos con las
clases habituales. Emparejarse fue mejor opción y les explicamos el juego. Se
trata de bailar por parejas con un cojín que no puede sujetarse con las manos y
no puede caerse al suelo. El cojín se sujeta con la parte del cuerpo que diga
la tutora (espalda, cabeza, cara, culo, pies, manos, piernas, nuca). En este
caso les salía la vergüenza a borbotones, los niños no daban importancia a
tocarse si el cojín se caía, en cambio las niñas se revolucionaban en el caso
de tocar una parte del cuerpo al compañero. Esta actitud se esperaba, entonces
la tutora les recalcó que estábamos jugando, que no somos niños pequeños y que
debemos confiar en el compañero.
Después
de las actividades de confianza nos sentamos todos en el suelo formando un gran
círculo. Hacemos un debate formulando preguntas para que entiendan lo que
pretendíamos con la actividad. Se les pide que no den nombre propios, que
hablen de su experiencia. Algunas de las preguntas fueron: ¿habéis visto
organización?, ¿se consiguió consenso?, ¿os habéis sentido agusto?, ¿qué se
busca con este juego?. En general dicen
que al principio tenían mucha vergüenza y que, en algunos casos, no se sentían
agusto con el compañero porque apenas lo conocían. La tutora les explica que
hay cosas que tenemos en la cabeza que no nos permite disfrutar de las cosas pequeñas,
es necesario romper esos esquemas para disfrutar de la vida. Al hacer el debate
salió un problema de clase que había entre algún compañero y que por eso les
había costado participar en los juegos. Este compañero dice muchas mentiras y
que no se puede confiar en él porque engaña al resto de compañeros. Esto hace a
la tutora explicar que hay gente que no sabe expresar que necesita ayuda, que
debemos de ser capaces de entender el comportamiento de los demás.
A
continuación hacemos el recreo, una hora antes que el resto del colegio. La
idea es que toda la clase juegue junta. Se ponen a jugar por separado ya que
los chicos quieren jugar al futbol y las chicas al balontiro. Nuevamente se les
dice que debemos de jugar todos juntos a lo mismo, así que deciden jugar un
rato a cada cosa. Ellas “proponen” hacer un equipo de chicos y otro de chicas,
al futbol nos machacaron y al balontiro también. Hubo bastantes discusiones en
el equipo de las chicas. Al final del recreo concluimos que los chicos dejaron
los problemas del aula aparte e hicieron un equipo competitivos en ambos juegos
(a pesar de no querer jugar al balontiro). En cambio las chicas no, incluso
algunas dejaron de jugar cuando no encontraban su hueco en el equipo.
Volvemos
al aula y ponemos en común la experiencia de jugar en el recreo, de forma
obligada, con tu clase. ¿Qué es mejor uno solo o en grupo? ¿equipos mixtos o
no?. No hubo mucho debate, muchas chicas subieron enfadadas del recreo. La
tutora les explicó que normalmente la vida es más bonita en colaboración.
Como
estamos colocados en corro, se comienza la segunda actividad que consiste en
escribir, de forma anónima, en un mural lo que te sugieran los siguientes temas
(con música alegre de fondo): Me gusta vivir, la vida tiene cosas hermosas y
tengo cualidades para poder vivir feliz. Los alumnos de forma voluntaria y
después de haberlo pensado se levantan cuando consideran y escriben en el
mural. Luego lo leemos en alto y exponemos las ideas importantes. Esta
actividad no aportó mucho, ya que lo que hicieron fue poner frases básicas y
hechas.
Pasamos
a la tercera actividad, en grupos mixtos de 4-5 personas, deben hacer una
coreografía para la canción que van a escuchar (Amaral-Salta). Ellos deben
primero escuchar la canción, pensar tres pasos básicos (que puedan realizar
todos los miembros del grupo) y elaborar la coreografía. Se divirtieron mucho y
se organizaron mejor que en cualquier otra actividad, se olvidaron de los
problemas del patio y trabajaron muy bien en grupo.
La
última actividad era una visualización. Inicialmente se les prepara para ellos
y se les pide que se tumben en las esterillas, descalzos y han de intentar
relajarse escuchando al tutor. Se pone música muy bajita, instrumental
relajante, se apagan las luces y escuchan. Inicialmente deben llenarse de aire
inspirando profundamente y vaciarse totalmente poco a poco, después continúan
con una respiración normal, y finalmente una inspiración profunda dejando salir
el aire de golpe por la boca. Se les va pidiendo que muevan despacio, los dedos
de los pies, los tobillos, doblar y estirar las piernas suavemente, cerrar y
abrir las manos, doblar y estirar los brazos, mover la cabeza lentamente. A
continuación se comienza la visualización, donde la tutora narra una historia
en primera persona. En esta historia hacen un viaje donde encuentran un regalo,
el cual abren cuando están de vuelta al colegio. Mientras los alumnos están con
los ojos cerrados, relajados, adormilados y dormidos, les vamos colocando un
sobre de colores personalizado. Este sobre es el regalo al que se hacer
referencia en la visualización. Lo abren y lo leen en silencio, deben seguir en
silencio y esperar a que todos los compañeros lo hayan abierto y leído. El
resultado fue que muchos niños/as lloraron. El sobre era personal y contenía algo
positivo que la tutora había visto en ellos a lo largo del curso. En algunos
casos, en el texto se hacía referencia a alguna situación que habían vivido
durante el curso y se les felicitaba por como lo habían afrontado, en otros
casos se les agradecía algunas palabras o comportamiento que habían tenido en
algún momento en el que ellos no se consideraron protagonistas pero la tutora
sí. La mayoría, se sorprendió al leerlo, se les había olvidado esa situación.
Casi todos, se guardaron el escrito en el bolsillo y no lo compartieron con los
compañeros.
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