Hola a todos, la experiencia
vivida durante las prácticas que quiero compartir en este blog induce a la
propia reflexión sobre lo difícil que es querer controlar hasta lo incontrolable
dentro de un centro por parte del equipo directivo y profesores.
Antes de nada me gustaría
resaltar la calidad humana y profesional que allí viví. Todos los profesores y
personal no docente han estado siempre a disposición de los que estábamos en
prácticas para ayudarnos en todo lo que estuviera en su mano, y los alumnos se
han mostrado atentos, trabajadores y agradecidos con la labor allí realizada.
No imagino mis prácticas en otro instituto donde pudiera haber estado mejor.
El caso es que recientemente han
tenido algún problema de acoso entre estudiantes mediante mensajes de móvil.
Aunque ha sido un caso aislado dentro del centro y es la primera vez que les
ocurría (y lo supieran), este tipo de circunstancias son muy mediáticas si salen a
la luz y pueden derivar incluso en el peor de los finales para el alumno
acosado, por lo que se han de tomar medidas ejemplarizantes o de hondo calado.
¿Cómo tratar estas situaciones?
En mi instituto lo han tenido claro: Seguir a rajatabla la normativa del
centro. Esta consiste en la prohibición total del uso del teléfono móvil. Y
digo total porque está incluso prohibido utilizarlo para mirar la hora, pues
puede considerarse ostentación. ¿Hasta qué punto es ostentación? ¿Hay modelos
de celular dentro de este rango y otros no? ¿Si tengo un “patatófono” sí me
estaría permitido sacarlo del bolsillo al menos como reloj? En cualquier caso,
a partir de ahora, ningún alumno podrá ser visto con teléfono
móvil en el centro aunque sea en los recreos, sin ninguna excusa, por muy urgente que esta sea.
Sin embargo, ¿No es esta medida una manera de matar moscas a
cañonazos?
En un centro educativo se trata
de eso, de educar, y no creo que la mejor manera de concienciar sobre el uso
responsable de las nuevas tecnologías sea quitarse el problema de encima
mediante su completa prohibición.
No sé si he comentado una
experiencia de prácticas para ayudarnos a reflexionar u os he utilizado como terapia de desahogo. Esta
medida fue comentada en claustro y allí no había lugar para mi opinión, por lo
que aprovecho este hueco para compartirla. También quiero añadir que este fue
quizá el único puntito negro que vi, pues el centro es un modelo a seguir en
cuanto a profesionalidad docente, atención a la diversidad, coordinación con
otras escuelas e innovación educativa.
Nada más que añadir, ha sido un
placer compartir este tiempo con vosotros, os deseo lo mejor para el futuro y para los que aun no sea tarde... ¡sed buenos con vuestros alumnos! ;)
Un abrazo.
Pablo.
Pues en el IES que yo he ido, no pueden utilizar el móvil ni siquiera los profesores, fuera de los departamentos.
ResponderEliminarAhí está la reflexión. El teléfono móvil ofrece infinidad de posibilidades y existen aplicaciones educativas o que pueden servir de apoyo a las clases, por no hablar de la búsqueda de información si se tiene acceso a internet. La cuestión es: ¿Prohibimos o promovemos el uso responsable? En los centros de los que tengo constancia simplemente se prohíbe y bajo mi punto de vista es perder potencial educativo. Además no soluciona el problema de hipotéticos casos de acoso o grabación de vídeos clandestinos en los rincones...
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