lunes, 24 de febrero de 2014

Wolfram nos plantea un reto, reorientar la educación.


Hace años, existían en Italia las escuelas de vida, pequeñas comunidades pedagógicas donde enseñaban a los niños competencias sociales para aprender a desenvolverse en el mundo. Esta vertiente fue desarrollada por la Doctora María Montessori.

La Metodología Montessori comenzó en Italia y es tanto un método como una filosofía de la educación. Fue desarrollada por la Doctora María Montessori, a partir de sus experiencias con niños en riesgo social. Basó sus ideas en el respeto hacia los niños y en su impresionante capacidad de aprender. Los consideraba como la esperanza de la humanidad, por lo que dándoles la oportunidad de utilizar la libertad a partir de los primeros años de desarrollo, el niño llegaría a ser un adulto con capacidad de hacer frente a los problemas de la vida, incluyendo los más grandes de todos, la guerra y la paz”.

Se ha creado una página web en español http://www.metodomontessori.es/ sobre este método.
Una de las preguntas que debemos cuestionarnos en el mundo de la educación, es si un niño debe aprender contenidos por el mero hecho de saber más, o debe adquirir las competencias para saber desenvolverse en el mundo utilizando los recursos de los que dispone.

Como ejemplo cabría destacar la dificultad que tienen algunos jóvenes en utilizar el transporte público para moverse por los alrededores de la ciudad. Si siempre les han llevado en coche, y no les han dado la oportunidad de buscar alternativas y la necesidad de apañárselas para llegar a un sitio concreto con el transporte público, nunca aprenderán. El saber resolver integrales y derivadas y no saber ir desde Astillero a Santander en transporte público es algo para cuestionarse. ¿De qué sirve resolver raíces cuadradas si no sé emplearlo en el mundo que me rodea para facilitármelo…?

Para aprender algo, interiorizarlo y saber utilizarlo como herramienta, es necesario interactuar con ello. Un claro ejemplo son los Museos de Ciencias. En el Museo de Historia Natural, de Londres (http://www.nhm.ac.uk/), los objetos están expuestos y lo único que tiene que hacer el visitante es mirarlos.

Museo de Ciencias Naturales de Londres

Sin embargo, en los museos construidos en el último medio siglo, se basan en hacer cosas. No son museos estáticos, sino que son innovadores, son espacios para interactuar con la Ciencia (exposiciones temporales de la Caixa de Barcelona). La principal diferencia entre ambos  son los audiovisuales, los ordenadores, las experiencias por descubrir. Suelen tener pequeños talleres en los que te dejan hacer cosas  o incluso pequeños experimentos para poder comprender los conocimientos que intentan trasmitir. Este avance en los museos, debería trasladarse a las aulas. Para que, mediante talleres escolares, el alumno haga cosas para descubrir y aprender y el papel del profesor sea el de orientar el trabajo y supervisarlo.

Trasladando este mismo concepto a otros ámbitos, como es el de la lectura, podríamos cuestionarnos si es fundamental escribir bien y sin faltas de ortografía ya que hoy en día casi nadie escribe a mano y todos empleamos un ordenador o incluso un móvil. Si bien es cierto que escribiendo se adquieren un tipo de efectos secundarios positivos, como mayor  psicomotricidad en las manos, éste no es el objetivo principal de la escritura, sino escribir sin faltas de ortografía. Por tanto se debería cuestionar este hecho y plantearse el reto de desarrollar ese tipo de efectos secundarios con otras actividades que persigan como objetivo principal desarrollarlas competencias básicas.

Estos nuevos retos se han producido por el desarrollo de las nuevas tecnologías. Pero si bien es cierto que un ordenador te ayuda a escribir sin ortografía, y con buena caligrafía, éste no sabe escribir con sentido, con lo cual , los esfuerzos del profesor deberían estar enfocados a enseñar a los alumnos la destreza de escribir bien y organizado.

Trasladando estas competencias a la asignatura de Matemáticas, Pisa dice que saber matemáticas es saber resolver problemas del mundo real con calculadora, por tanto, saber calcular deja de ser algo fundamental, convirtiéndose en prioritario saber resolver problemas del mundo sin hacer hincapié en el cálculo, ya que se pueden emplear herramientas de cálculo que solucionan ecuaciones complejas, pero no existen herramientas para resolver problemas del mundo real, con lo cual éste debe ser uno de los objetivos de la asignatura de matemáticas, así como la capacidad de ser crítico con la solución que se obtiene de un problema y dedicar tiempo a saber qué pasos hay que seguir para resolver el problema, dejando de lado el cálculo que puede ser resuelto con una simple calculadora, al alcance de todo el mundo.

Todos estos aspectos son cuestionados por Wolfram, que intenta vender un producto, un sistema informático de cálculo, en el que a través de una web (https://www.wolframalpha.com/), se resuelven problemas complejos de matemáticas, de manera que simplificando el trabajo de varios años de los profesores de matemáticas de instituto.


La pregunta es la siguiente, ¿Debemos plantearnos el reto de modificar la educación “clásica” por una nueva basada en la consecución de las competencias para facilitarnos la adaptación al mundo científico y a la sociedad?

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