Una vez decididos los tiempos (o
por lo menos el tiempo que queremos/podemos dedicar a cada una de ellas, deberíamos
preocuparnos de no hacer coincidir nuestras evaluaciones con las semanas de evaluación
del IES, porque los alumnos son sobrecargados en este momento. Para conseguir
esto deberíamos por ej. evaluar cada unidad didáctica por separado. Este tipo
de enfoque no da mucho espacio a la recuperación. Yo pregunto si y como da
lugar a que un alumnos pueda recuperar un suspenso obtenido en una U.D. El
profesor me dice que no hay que confundir aprender con aprobar. Es el profesor el que decide si aprobar o no un alumno, pero aprender es una cuestión distinta
y el opina que es difícil que un alumno aprenda lo que no ha aprendido/querido
aprender durante el año con un examen de recuperación de fin de curso o peor
aun de septiembre. Yo me acuerdo de una conversación que tuve con mi tutor esta
mañana a propósito de unos padres que han ido a hablar con el sobre la evaluación
de su hijo y el me comentaba que hoy en día es muy difícil que los alumnos y
los padres acepten la frustración de tener una nota baja en alguna asignatura
porque ya no hay cultura del esfuerzo para conseguir algo. Y además me estaba
hablando de los problemas legales que puede suponer suspender un alumno.
Volvemos al tema de la elección
de los tiempos, otra cosa muy importante es ser capaz de “podar” contenidos
reduciendo la materia a una serie de preguntas esenciales que deben ser respondidas (aprendidas) por todos los alumnos. Para conseguir esta capacidad lo primero es conocer a fondo la
materia. Pero además un proceso útil a tal objetivo es dividir la materia
en no más de 10 unidades y dividir las
unidades en algunas preguntas clave como por ej.
EL TEMA DE LAS FUERZAS:
Responder a las siguientes
preguntas nos daría la idea de si un alumno ha entendido o no los conceptos:
1) que es una fuerza
2) puede existir una fuerza
aislada (una sola fuerza)?
….
Otro buen método es usar los resúmenes
o mapas conceptuales que vienen en los libros al final de cada U.D. y podar a
partir de allí.
Un alumno, pregunta porque nadie,
con tantos cambios de ley que hubo, decidió uniformar las U.D. para recortar
contenidos.
Un esquema de una U.D. podría ser algo parecido lo siguiente:
Donde las líneas horizontales
representan las preguntas fundamentales, o contenidos mínimos y las flechas
verticales las 8 competencias básicas que habría que desarrollar para poder
responder a estas preguntas.
Que pueden ser estas preguntas?
Normalmente deberían ser cuestiones que respectan a la vida cotidiana y que no estén
desenlazadas de la realidad, y además deberían ser cuestiones importantes desde el
punto de vista científico.
El aprendizaje de las ciencias supone que el alumno va entretejiendo una red con las competencias básicas y los contenidos mínimos. Unos sin otros se caen por si solos. Podríamos decir además que el peso de una u otra parte debe estar proporcionado aunque nunca hay que perder de vista ambos niveles. De una unidad a otra la parte vertical de las competencias se mantiene lo que nos permite volver a trabajar aquellos aspectos que necesiten refuerzo.
La aplicación de este método, te
obliga como profesor a fabricar materiales dedicados a tus alumnos, porque el libro
en este enfoque se convierte en una herramienta vacía de todo el entramado competencial y cargada de contenidos muchos de ellos prescindibles.
Por ejemplo, lo que seria ideal
seria darle estos materiales “a medida” y luego usar el libro para complementar
o profundizar alguna cosa.
Lo ideal sería que cada alumno
pueda tener un cuaderno digital que vaya rellenando cada día de clase, este
tipo de trabajo desarrollaría las competencias relacionadas con el uso de las
TICs. De esta forma no se dejarían las competencias todas para el final de la
unidad didáctica.
Otro argumento tratado en clase
es a propósito de la autoevaluación de los profesores y del continuo construir
y cambiar la didáctica en función del alumnado. A tal propósito el profesor
lleva el ejemplo de la filosofía oriental por la que los templos están
construidos para que dentro de uno o dos siglos no quede rastro de ellos, esto
va en contra de nuestra filosofía occidental para la cual las cosas tendrían
que ser poco menos que eternas. El mensaje en este caso es que hay que moldear
contenidos y métodos de año en año y autoevaluar si estos contenidos y estos
métodos funcionan o no. Es importante
dar ejemplo a los alumnos cuando se les presenta un nuevo argumento, por lo
tanto una buena forma de comenzar un argumento podría ser la de proponer problemas. Si las respuestas a estos
problemas coinciden con las líneas horizontales de nuestro esquema y los
mecanismos que los alumnos usan para alcanzar estas respuestas coinciden
también con las líneas verticales de nuestro esquema, entonces hemos acertado,
y nuestra labor como profesores ha servido para producir un aprendizaje significativo.
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