En la última clase comenzamos
viendo y comentando un video en el que Dan Meyer explicaba su visión de por qué
las clases de matemáticas necesitan un cambio de imagen.
Nos hace recapacitar sobre la
forma en que se imparten las clases hoy en día. Seguramente haya gente esforzándose
por cambiarlo y hayan optado por métodos semejantes al que nos muestra Dan
Meyer, pero la realidad es que la gran mayoría utiliza el método del “mínimo esfuerzo”. Lo denomino así porque lo más fácil es llegar
al aula, explicar los contenidos, y después realizar problemas sencillos, en
los que a los alumnos se les da prácticamente todo hecho y únicamente tienen
que aplicar una fórmula.
Dan Meyer nos expone el problema
con las clases de matemáticas pero desde mi punto de vista se puede extrapolar
a todas las asignaturas. También puedo hablar desde la experiencia, porque en
las prácticas del Master (que están siendo tremendamente enriquecedoras a todos
los niveles) he conocido a futuros profesores de Historia y Lengua castellana
que comentan lo mismo que nos explica Dan Meyer pero desde el punto de vista de
estas asignaturas.
En definitiva, que no se promueve
que el alumno piense por sí mismo, que participe en clase, que tenga espíritu
crítico, que pueda aplicar esos conocimientos en su vida cotidiana, etc.
convirtiendo las clases en algo aburrido que hacer por obligación, y lo que es
peor creando “seres alienados”. Personas que buscan una solución fácil a los
problemas, desmotivados, cuya autoestima no es elevada y que podrían aportar
mucho pero no les dejamos.
Los problemas a los que las
personas nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida no son siempre sencillos,
es necesario recapacitar, saber analizar las situaciones, intentar entenderlos
desde distintas perspectivas, etc. De
esta reflexión surge la pregunta: ¿qué es lo que realmente queremos que aprenda
el alumnado? Contenidos vacíos que se le olvidarán justo después de hacer el
examen o por el contrario queremos que aprendan a enfrentarse a cualquier
problema desde el razonamiento y la madurez.
Está claro que para conseguir esto último debemos cambiar el
proceso enseñanza-aprendizaje. Dan Mayer nos propone varios ejemplos y nos
enseña las pautas de cómo hacerlo:
- Utilizando videos y recursos TIC que nos faciliten la
visualización de los problemas y los contenidos (En este blog se han colgado un
montón de recursos estupendos para utilizar en tecnología, física y química de
software libre)
- Fomentando la
intuición del estudiante, para favorecer la igualdad de condiciones. La
utilización de los recursos facilita en autoaprendizaje.
- Realizando preguntas lo más cortas posible, dejar que las
preguntas específicas surjan del debate.
- Dejando que los estudiantes “construyan” el enunciado. Reduciendo
el problema a la esencia y razonar junto con los alumnos el resto de variables
que permitirían resolverlo.
- Ayudándoles menos, fomentar el razonamiento, la
construcción de su propio conocimiento.
Además nos recuerda que en los tiempos que vivimos nos podemos
apoyar en las nuevas tecnologías, usar videos, etc.
Lo expuesto por Dan Meyer en este
video está muy ligado a la metodología constructivista,
la cual desde mi punto de vista es la mejor para renovar el proceso
enseñanza-aprendizaje. Este planteamiento metodológico permite garantizar la
funcionalidad del aprendizaje, y se caracteriza principalmente por lo
siguiente:
– - El alumno es el protagonista del proceso
enseñanza-aprendizaje. El docente será cercano tratando de conocer al alumnado,
sus nombres, sus características personales, su situación personal, etc.
– - El profesor tiene que actuar como elemento
orientador y motivador, para canalizar las actividades de aprendizaje. Así se
potencia la actividad constructiva del alumno, basándose en el trabajo
personal, ya sea individual o en grupo.
– - El aprendizaje estará ligado a la solución de
problemas reales de la vida cotidiana del alumno. Fomentando que el aprendizaje
resulte atractivo y de utilidad para el alumnado.
– - El aprendizaje se realizará mayormente a través
de la práctica.
– - El alumno se convierte en motor de su propio
proceso de aprendizaje al modificar él mismo sus esquemas de conocimiento. El profesor
ejerce el papel de guía, se preocupa por
estimular al alumnado para que expresen sus ideas, experiencias, y
sentimientos, trabajen en grupos, investiguen, hagan preguntas, razonen,
analicen, etc., es decir, que aprendan a aprender, que es lo verdaderamente
importante.
– - El profesor promoverá la autocorrección del
alumnado, invitándoles a deducir, analizar, comparar, etc. facilitando que
ellos mismos encuentren las respuestas a sus preguntas.
– - El profesor elevará la autoestima del alumno, le
motivará elogiando el trabajo bien
hecho, promoviendo la confianza en sí mismo y en sus capacidades.
– - Aplicación de metodologías de trabajo grupal,
promoviendo el aprendizaje cooperativo.
- En conclusión
la aplicación del constructivismo en el aula mejoraría enormemente el proceso
enseñanza aprendizaje, fomentando en el alumnado el espíritu crítico, la
autoestima, etc. en definitiva, mejores recursos para enfrentarse a la vida y
desarrollarse como personas.